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Parte 38

El beso llegó de la nada, dejándome sin aliento, mi cuerpo arqueándose hacia él. Aiden sabía amargo, como el color de la rabia y el enojo, avanzando con fuerza, feroz y necesitado, como si quisiera saciar el molesto anhelo que lo atormentaba. No pude evitar sentir sus labios, húmedos y suaves, envol...