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Parte 31

El momento en que entré en la comodidad de mi habitación, un fuerte suspiro salió de mi garganta, mis piernas temblaban. ¿Qué demonios había pasado? Mi cara estaba roja como un tomate, las mejillas demasiado calientes para tocarlas y mis dedos temblaban. Traté de concentrarme en otra cosa. Pero, ¿qu...