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SESENTA Y CUATRO

Yalda no dejó de caminar hasta llegar a su habitación y se metió en la cama cansada. No le importaba que aún tuviera los zapatos puestos, ni que su atuendo se estuviera volviendo incómodo.

Loki había sido lo suficientemente leal como para quedarse con ella; no había esperado atrás para ansiar la at...