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CINCUENTA Y TRES

El ánimo de Yalda no mejoró ni siquiera después de llegar al ático y tomar una ducha. Se había cambiado a ropa cómoda y se había instalado en su habitación después de alimentar a Loki.

Sentada en el alféizar de la ventana, mirando la ciudad bulliciosa abajo, no pudo evitar pensar en tiempos anterio...