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TREINTA Y TRES

Cuando Yalda se despertó, el día ya estaba brillante; la ciudad afuera estaba llena de actividad. Se dio cuenta de inmediato de que había dormido de más, pero solo podía considerarlo así si tenía que ir a la oficina o hacer algo.

No obstante, se recompuso y se levantó de la cama. Cuanto más tiempo ...