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El hombre de Rachel

Tres días después

Elijah estaba parado frente a la casa a la que tanto temía venir y respiró hondo. Estaba nervioso, pero ya había esperado lo suficiente. Al escuchar sonar su teléfono, lo sacó del bolsillo y su rostro palideció al ver quién era.

—¿H-ho-la? —tartamudeó.

—¿H-ho-la? Chico, si no ...