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En Baltimore divirtiéndose a lo grande, parte I

Unos días después

Morgan movía la cabeza al ritmo de la música que sonaba de fondo. Era su mañana libre y había planeado relajarse, pero la persona que golpeaba su puerta claramente tenía otros planes.

—Ya voy —dijo, pero los golpes no cesaron—. Dije que ya vo—¿qué... qué hacen ustedes dos aquí?...