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Un lobo con muchas caras, parte II

Mientras seguían caminando y conversando, una sensación de calma la envolvió. —No eres tan malo —dijo, dándole una sonrisa genuina.

Él hizo una reverencia dramática. —Gracias. Mi objetivo es complacer.

Golpeándolo en el costado, ella lo molestó: —Si realmente quisieras complacerme, me dirías a qué...