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Katrina

Vaya, vaya. Eso fue inesperado. Todavía estoy en shock cuando Miles me agarra por los codos y me lleva por una escalera de caracol, deteniéndose en la entrada del tercer piso.

—¿Estás bien? —pregunta, abriendo la puerta y guiándome por un pasillo hasta una habitación que solo puede describirse como...