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Capítulo 30: Un leopardo nunca cambia de lugar.

Un fuerte gemido salió de mis labios cuando escuché unos suaves golpes en mi puerta.

—Cariño, soy yo. Solo quería saber si estabas lista para entrenar hoy. Sé que no quieres verme, pero realmente creo que deberíamos retomar desde donde lo dejamos ayer —dijo Jax desde el otro lado de la puerta.

Gru...