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El juguete de los jefes (6)

Afortunadamente, el trayecto hasta su ático fue corto. Se rumoreaba que no traía a nadie aquí, ya que prefería los hoteles (bueno, ciertamente podía permitírselos) para sus diversos encuentros.

Tan pronto como entraron, sin previo aviso, él puso sus manos en la parte trasera de sus muslos y separó ...