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El juguete de los jefes (4)

—¡Jesucristo, no había tenido un orgasmo así en años! Eres fantástico, David. Pero necesito sentirte dentro de mí.

David solo le sonrió y continuó su ataque, masajeando sus pechos mientras besaba su cuello y mordisqueaba suavemente su oreja.

—Cariño, estoy tan mojada, voy a necesitar algo dentro d...