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Capítulo 97 Tonto pero astuto

Las palabras heladas de Sophia cortaron el aire. Para Ethan, su opinión era la más importante. No era cualquier persona; era una general curtida en batalla y una jugadora clave en el tratado del Paso del Cielo Verde. Su tono habitual, afilado, ahora tenía un toque de vulnerabilidad que borró su decepción.

Dennis transmitió el desafío del atardecer a Ava mientras entrenaba. Ella solo asintió y dijo: "Entendido."

La noticia del duelo se propagó rápidamente. Clementine y otros, después de entrenar, encontraron a Ava y le dieron una palmada en el hombro, diciendo: "Gánale."

Ava sonrió. El verdadero desafío al superar a Sophia no era la habilidad de Sophia; era la lucha constante de Ava por resistir la tentación de simplemente matarla.

Al ponerse el sol, el frío de la frontera mordía con fuerza. Quince mil soldados del Ejército de la Armadura Negra estaban formados, un mar de metal oscuro contra el paisaje nevado.

Los soldados se reunieron para observar, zumbando de anticipación y chismes.

Los refuerzos, influenciados por Sophia, miraban con desdén a Ava. Para ellos, ella era solo una mujer divorciada que había conseguido su rango a través de conexiones. Pero la Legión de la Guardia Helada creía en el General Anderson.

Solo el Ejército de la Armadura Negra apoyaba a Ava. Habían visto sus habilidades, como cuando derribó a Louis de un solo golpe. Conocían su fuerza silenciosa.

El resto era escéptico, pensando que solo se aprovechaba de la reputación de su padre. Esperaban que Sophia la desenmascarara como un fraude.

El General Bennett, neutral y justo, supervisaba el desafío, rodeado de generales atentos.

Xavier estaba al frente del Ejército de la Armadura Negra, su armadura dorada capturando la última luz. Su rostro, áspero y agrietado por el viento, mostraba el costo de la guerra. Exudaba un poder silencioso.

Anunció los términos y consecuencias del desafío. El silencio cayó cuando ambas estuvieron de acuerdo.

Sophia, con su equipo de batalla impecable, se mantenía erguida, exudando autoridad. Sus cejas gruesas y su mirada firme mostraban su confianza.

Sus ojos fríos se fijaron en Ava, quien sostenía la Lanza de Flor de Durazno. La rudeza actual de Ava contrastaba fuertemente con su delicadeza anterior. Ya no era la pulida Sra. James.

Su piel, antes impecable, ahora estaba desgastada, su cabello un enredo.

Sophia no sentía envidia. Despreciaba la frágil belleza del lujo.

—Ava —llamó, su voz cortando el viento—, ¿de verdad crees que estar en el campo de batalla te pone a mi nivel? 'Tonta' ni siquiera lo cubre. Eres astuta, usando la influencia de tu padre para escalar rangos que no mereces.

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