Al mediodía, bajo el sol abrasador, Ava había estado esperando medio día, pero el rey aún no la había llamado.
Ava y Emma estaban rígidas en la puerta del palacio. Emma se sentía mal por Ava. —Ava, hemos estado aquí durante horas. La gente podría pensar que estamos presionando al rey para que cambie de opinión sobre el matrimonio de Sophia y Ethan. Podría negarse a vernos.
La voz de Ava era firme. —Si no nos ve hoy, volveremos mañana. Y al día siguiente. No puede ignorarnos para siempre.
Emma se retorcía las manos. —Ava, por favor, piénsalo bien. Apenas comiste anoche, y no has tomado ni comida ni agua en todo el día. Te vas a agotar.
—Ava... —Emma comenzó de nuevo, pero se detuvo.
Ava puso una mano en su brazo, su voz se suavizó. —Emma, hemos sido como hermanas desde que éramos niñas. Incluso me seguiste a la Mansión del Marqués del Norte. Eres la única familia que me queda.
—¡Por eso duele verte así! Ava, por favor, déjalo ir. Concubina, amante, como quieras llamarlo, es lo mismo. Ethan usó su éxito militar para cortejar a Sophia, haciéndolo parecer romántico. Pero es solo un sinvergüenza sin corazón. Si aceptamos esto, nos verán como graciosas y pacientes. Aún podemos manejar las cosas desde las sombras.
—Ava, te lo ruego, reconsidera.
Los ojos de Ava se volvieron fríos, su tono firme. —Emma, no hables más de esto.
—La vida ya es difícil para las mujeres. Si no nos defendemos, ¿cómo podemos vivir con dignidad? Ceder una vez solo invita a más abusos. Tenemos que trazar una línea, o nos pisotearán.
Emma guardó silencio. Sabía que Ava tenía esa fuerza interior. Ava se crió en la Mansión del Marqués del Norte, diferente a otras damas nobles. Si tan solo la Mansión del Marqués del Norte aún fuera poderosa, las cosas serían más fáciles. Pero ahora... Emma temía que el camino de Ava estuviera lleno de desafíos.
Mientras tanto, en la mansión de la familia James, las tensiones eran altas. Mia, aún enojada porque Ava no financió la boda, se despertó sintiéndose mal. Envió a un sirviente a buscar a Ava, esperando que llamara al Dr. Brown.
Pero el sirviente regresó diciendo que Ava y Emma se habían ido temprano esa mañana. Ethan se enteró de que fueron al palacio a ver al rey. Estaba furioso. ¿Ava estaba tratando de hacer que el rey cambiara su decreto? ¡Qué descaro! ¡Especialmente después de que Sophia abogó por ella!
Para empeorar las cosas, el sirviente que Ethan envió al Salón del Rey de la Medicina regresó con las manos vacías. —Señor James —dijo el sirviente—, el Dr. Brown se negó a verme. Dijo: "No vuelvas. La Mansión del General es moralmente corrupta. Tratarlos me drenaría la energía, y no quiero morir joven."
Mia, ya sintiéndose enferma, casi se desmayó de la ira y la desesperación. —¡Es Ava! —gritó—. ¡Debe haber vuelto al Dr. Brown en mi contra! Pensé que era tan virtuosa y gentil. Después de un año viviendo juntas, nunca sospeché que fuera tan venenosa. ¡Está tratando de matarme! Sin la medicina del Dr. Brown, estoy tan buena como muerta.
Aiden permaneció en silencio, claramente disgustado. La rebeldía de Ava se estaba volviendo difícil de ignorar. Había pensado que su arrebato era solo un berrinche, pero ahora, interferir con el tratamiento médico de Mia era demasiado.
El joven Michael James también estaba indignado. ¡Nunca imaginó que su cuñada pudiera ser tan cruel!
Ethan, sin embargo, estaba más allá de furioso. La idea de que Ava pudiera ser tan vengativa, tratando de arruinar su felicidad con Sophia e incluso dañar a su madre, le helaba la sangre.