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Capítulo 238 Nunca albergues ninguna esperanza

Cuando Emma le entregó el bulto, sus manos temblaban como locas.

Nadie podía creer que la noticia fuera real porque, después de contar cabezas, todos estaban allí; no faltaba nadie, especialmente los niños.

Aunque Ava dijo que no se lo creía, aún se aferraba a una pequeña esperanza.

Pero al pensa...