Capítulo 105 ¿Puedo preguntar por qué te casaste conmigo?
Todos estaban en tensión, la inminente batalla se sentía en el aire. Ava había estado entrenando a las tropas sin descanso, las formaciones se habían convertido en su rutina diaria.
Los Guardianes de la Armadura Negra, 15,000 fuertes, se dividieron en ofensiva y defensiva. Cada uno se subdividió en diez escuadrones, haciendo un total de veinte escuadrones listos para reaccionar.
El plan de Ava era una mezcla de agresión controlada y resistencia. Cinco escuadrones comenzarían el ataque, chocando contra las líneas enemigas. Otros cinco tomarían posiciones defensivas, formando un muro de escudos contra los contraataques. Una vez que la defensa se mantuviera, volverían a la ofensiva, manteniendo una presión implacable.
Días de entrenamiento intenso dieron sus frutos. Los movimientos eran precisos, las transiciones suaves, y los soldados se movían como una máquina bien engrasada.
Se repartieron las armas, cada una mortal. Los defensores recibieron escudos robustos y espadas cortas, mientras que los atacantes empuñaban largas lanzas.
Xavier anunció que el asedio comenzaría en unos días. El Ejército de la Armadura Negra estaba finalizando los planes de asedio.
Ethan estaba coordinando a 10,000 hombres, manejando escaleras de asedio y trabuquetes. Él y Ava tenían que asegurarse de que sus estrategias estuvieran perfectamente alineadas en los pocos días que quedaban.
Xavier estableció la estrategia general, dejando los detalles a ellos. Se reunieron alrededor de un foso de arena, un mini campo de batalla, ensayando cada movimiento y resolviendo cualquier problema.
Ethan, que una vez vio a Ava solo como una luchadora hábil, estaba impresionado por su mente táctica. Ella navegaba la estrategia militar sin esfuerzo, resolviendo cada problema que él le planteaba con facilidad.
Se encontraba distraído, a menudo observándola mientras ella explicaba apasionadamente sus planes.
Era aún más impresionante de lo que recordaba, sus ojos ardían con determinación, cada uno de sus movimientos era magnético.
El arrepentimiento lo golpeaba, una sensación constante en estos días.
El ensayo terminó, y Ava se levantó, recuperando su frialdad profesional. —Eso debería ser suficiente por ahora. General James, si tiene alguna preocupación, venga a buscarme.
Ethan permaneció sentado, con los ojos fijos en su mandíbula afilada. Su voz era áspera con sentimientos no expresados. —En realidad, tengo una pregunta.
—Adelante —respondió Ava, su tono neutral.
Él se levantó, enfrentándola directamente, con los ojos fijos en los de ella. —¿Por qué escondiste tus habilidades marciales de mí en aquel entonces?
Los ojos de Ava se entrecerraron. —¿Realmente importa ahora?
Ethan vaciló, un destello de dolor cruzó su rostro. —Tal vez no. Pero hasta que nos separamos, no tenía idea de tus habilidades. Tienes tanto habilidades marciales como una mente brillante. Entonces, ¿por qué, en lugar de luchar y mantener el legado de la familia Anderson, elegiste casarte conmigo?
Ava permaneció en silencio, su expresión inescrutable.
La mirada de Ethan se suavizó, formándose una sonrisa irónica. —Perdóname, no debería entrometerme. No me debes una respuesta. Es solo... curiosidad. Eres extraordinaria, Ava. Podrías haber elegido cualquier familia prestigiosa en la Capital. Sin embargo, tú y tu madre me eligieron a mí.
—Nunca entendí realmente por qué. Pero, ¿cuál es el punto de pensar en el pasado? Ahora tengo a Sophia, y ella es maravillosa. No debería quedarme en lo que fue. Estoy siendo tonto. Sophia ha sido muy buena conmigo. No debería estar diciéndote esto.
Ava cortó su divagación, su voz firme. —De hecho, no deberías.
Él levantó la vista, sorprendido por su tono agudo, sintiendo una opresión en el pecho. —Yo... solo estaba pensando en voz alta.
La mirada de Ava se suavizó, algo inescrutable en sus ojos. Habló rápidamente, como si se sintiera obligada. —Está bien, responderé una pregunta. ¿Por qué elegir el matrimonio sobre el campo de batalla? Mi padre y mis hermanos murieron en batalla. Quería seguir sus pasos, buscar venganza en la Frontera Sur. Pero mi madre... ella lo prohibió. El miedo a perderme también la consumía. Me suplicó que dejara la espada, que encontrara paz en el matrimonio. Honré sus deseos. Elegí el matrimonio. Pero la unión... no estaba destinada a ser. Después del divorcio, regresar al campo de batalla se sintió inevitable. Nunca se trató de Sophia, nunca se trató de competencia.
Ethan absorbió sus palabras, sorprendido por su honestidad. Su última frase lo golpeó fuerte. Sophia siempre pensó que el regreso de Ava al campo de batalla era un desafío, un intento de superarla. Pero las palabras de Ava contaban una historia diferente. Ella luchaba por su familia caída, por su memoria, no para eclipsar a Sophia.