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94. ¡Darío!

Robando una uva del buffet que se veía delicioso, me la metí en la boca y luego me dejé caer en la silla más cómoda que encontré, mientras escuchaba casualmente a mi hermana chillar como una maldita marmota en éxtasis.

Se suponía que debíamos irnos hoy. De vuelta a la escuela, de vuelta a nuestras ...