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67. Niñera

Todavía podía sentir mi corazón acelerado y mis músculos vaginales contrayéndose cada vez que nuestras miradas se encontraban, mi mente traicionera regresando directamente a todas esas cosas que me hizo en la ducha más temprano hoy.

Maldita sea.

—Entonces... ¿Él te va a llevar a casa o qué?

Par...