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29. Mi alma gemela

No perdió ni un segundo más antes de ceder y cubrir sus pequeños y carnosos labios con los suyos en un beso apasionado y consumido, saboreando la dulzura de su boca como tanto anhelaba.

Su corazón latía con fuerza en su pecho, como si suplicara liberarse después de esa sexy demostración de su neces...