Read with BonusRead with Bonus

112. ¡Vete al carajo!

Condujimos en silencio todo el camino de regreso a casa, sintiendo su mirada desplazarse constantemente para lanzarme miradas discretas.

No me molesté en girarme para enfrentarla, o tal vez ni siquiera preguntarle qué estaba pasando por su mente. Porque ya lo sabía.

Estaba preocupada. Y curiosa com...