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Capítulo 359 La mirada de sus ojos

Karl

—¡Y no vuelvas!

El guardia me empuja con tanta fuerza que casi caigo de rodillas en el césped del frente. A nuestro alrededor, los curiosos invitados observan y murmuran en voz baja. Me giro, sacudiéndome el polvo, y hago una reverencia teatral a la multitud.

—Disfruten del espectáculo, todo...