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Capítulo 468 Dos tercios de una diosa

Arabella sostenía el menú, pero ni siquiera le echó un vistazo. En cambio, miraba la mesa entre ellos.

—Oye, Sr. Kingsley, cambiemos de asiento.

Quinn soltó un suspiro molesto.

—¿Por qué? ¿Qué tiene de malo nuestros asientos?

Arabella miró alrededor.

—Ese lugar de allá se ve mejor.

Quinn entre...