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Capítulo 445 Esta vez tuve suerte, Sra. Kingsley

En la villa privada de Sebastián, él se arremangó la camisa blanca, doblando las mangas hasta el codo, revelando sus antebrazos delgados y bien proporcionados. Sacó dos tomates rojos brillantes del refrigerador, preparándose para hacer estofado de carne con tomate para su amada esposa.

Justo cuando...