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Capítulo 117 No hay humor para el paisaje

A medida que se acercaba el fin de mes, había mucho por hacer. Sebastián estaba ocupado en la empresa hasta tarde. Fuera de las ventanas de piso a techo, las luces de la ciudad parpadeaban. Frunció el ceño, dándose cuenta de lo tarde que era.

Como Sebastián no se había ido, Darío tampoco se atrevía...