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3-dolor

El día principal

Apenas podía mantenerme quieta. Iba a ser oficialmente de Kaden.

—¿Lista, chica? —me miró con una sonrisa en el rostro.

—Siento como si hubiera esperado este día toda mi vida —le respondí emocionada.

A medida que se acercaban los días a hoy, era imposible verlo. Incluso había salido de la ciudad, haciendo alianzas con otras manadas ya que era el nuevo alfa. Pero hoy...

Exhalé en un intento de calmarme.

—¿Lucía? —me llamó Sam, deteniéndome en seco.

—¿Sí?

—Si hoy no sale como planeamos, ¿seguirías siendo mi amiga? La miré como si le hubiera crecido una segunda cabeza.

—Por supuesto. Eres mi mejor amiga —dije mirándola directamente a los ojos para que viera cuánto significaba para mí—. Nada, absolutamente nada va a cambiar eso —dije abrazándola fuertemente, y ella me devolvió el abrazo.

No pensé mucho en lo que dijo y simplemente salí corriendo de la casa de la manada, yendo a ayudar a otros miembros con los preparativos.

Alrededor de las 4 de la tarde, el evento comenzó.

—Oye, ¿has visto a Eric? No puedo encontrarlo —dijo Samantha mirando alrededor. Negué con la cabeza, apenas escuchándola por encima de la música fuerte que había comenzado a sonar y mi adrenalina disparada.

Unos minutos después, la música se detuvo.

—¡Nuestro nuevo alfa! —anunció alguien mientras el Mercedes negro aparecía a la vista.

Él salió del coche, su cabello rubio y sus ojos azules se hicieron visibles junto con el resto de su cuerpo perfectamente esculpido.

Sentí algo moverse dentro de mí.

Mi loba. Sonreí ante el pensamiento. Finalmente iba a obtener a mi loba.

Corrí hacia él sonriendo, una o dos lágrimas cayendo mientras corría a su lado.

—¡Kaden! —grité de alegría mientras me acercaba a él.

Una chica salió del coche con él, pero no me importó. Podría decirme quién era más tarde.

Le di un abrazo aplastante cuando llegué a él, chispas volando por todas partes y un zumbido resonando en mi cabeza. Mi loba se estaba despertando.

—Te extrañé muchísimo —rara vez maldecía, solo cuando sentía emociones extremas.

Las chispas estaban en otro nivel. Quería ronronear y marcarlo con mi olor en el acto, pero no podría vivir con esa vergüenza en esta manada.

—Miembro de la manada Lucía, por favor aléjese del alfa —alguien llamó desde mi lado.

Negué con la cabeza hasta que realmente me apartaron de él, lo que provocó un gemido de mi parte.

—Yo, Alfa Kaden, les presento a su nueva Luna, y mi compañera... —me sentí eufórica mientras mantenía el contacto visual conmigo. No podía detener la amplia sonrisa que apareció en mi rostro—. Luna Camille —dijo, moviéndose para tomar su mano justo frente a mí.

Mi sonrisa no podría haberse desvanecido más rápido de mi rostro.

—¿Qué? —miré de la chica a mi supuesto novio.

—¿Sientes las chispas, verdad? —murmuré, pero sabía que me había escuchado.

—Todos la respetarán como su Luna y líder de esta manada —sus ojos estaban fijos en mí mientras decía esto.

Sentí como si me hubieran arrojado un balde de hielo en la cara.

—¿Lucía? ¿Qué tal si entramos primero? —dijo Samantha arrastrándome a un lado. La aparté de un empujón.

De vuelta al presente

Me acurruqué esperando que el dolor terminara.

—¡Lucy! —gritó Sam al entrar en la habitación.

Mentalmente maldije, pensé que había cerrado esa puerta antes.

—Necesitas ayuda, vamos a la enfermería —casi me reí. En realidad parecía que le importaba.

—¿Cuánto tiempo? —pregunté queriendo saber.

—¿Qué? —tuvo el descaro de actuar confundida.

—¿Cuánto tiempo sabías que él iba a tener otra compañera? —Ella era una de las pocas personas que sabían que éramos compañeros antes del momento real.

—Lucy, ¿podemos al menos ver al doctor primero? —preguntó mientras yo me doblaba de dolor.

—N... no —grité, era vergonzoso cómo había corrido hacia él solo para ser rechazada por sus palabras.

—Lucía, por favor.

—¡No intentes cambiar de tema, respóndeme! —en este punto, podía sentir mis entrañas moverse de un lado a otro, casi saliéndose.

—La semana pasada, te juro que no sabía los detalles, solo que iba a estar con otra mujer.

—¿No te pareció importante decírmelo? —le grité en la cara, lista para arrancarle los ojos.

—Mira, lo siento, ¿vale? No podía decírtelo, no era mi lugar hacerlo, además tenía que demostrar mi lealtad al Alfa.

Me burlé. Ella era mi mejor amiga. No es como si Kaden le hubiera dado una orden de alfa ni nada. Ella simplemente eligió hacer esto.

Me retorcí de nuevo por el dolor que subía por mi espalda y grité. El dolor era mucho.

—Puedes estar enojada conmigo, ¿vale? Pero creo que deberíamos ir al médico primero.

El descaro que tenía, pensando que podía fingir preocuparse por mí ahora después de prepararme para ser humillada frente a toda la casa de la manada.

—¡No creo recordar haber pedido tu aprobación ni permiso para enojarme con quien quiera enojarme!

—P... Pero recuerda que dijiste que nada cambiaría entre nosotras —dijo Sam mientras intentaba contener las lágrimas.

—Oh no, no, no, no, no, no, no puedes venir con esta mierda ahora. Sabías todo el tiempo pero me dejaste hacer el ridículo —grité mientras me sentaba para mirar a Sam.

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