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Seis horas después, Maxim y yo entramos por la puerta principal de mi casa, donde Ryder caminaba de un lado a otro hablando por teléfono.

—¡Quiero que se levante el hechizo, Marlo! Y avísame en cuanto tengas su ubicación.

—Papá, ¿qué pasó?

Ryder se volvió para mirarme con furia en los ojos.

—Se ...