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Me desperté oliendo café y sonreí aunque mis ojos aún estaban cerrados. Algo me hizo cosquillas en la nariz y golpeé a Milo en el hombro mientras él intentaba alejarse. —Arriba y a brillar.

—¿Qué te pasa?

—¿No puedo hacerle una taza de café a mi hermano en la víspera de su banquete de compromiso?

...