Read with BonusRead with Bonus

Capítulo ocho

AMELIA

—¡Basta ya! —gemí y me tapé los oídos con ambas manos.

El ruido aumentaba de volumen con cada segundo que pasaba. Pronto se volvió tan fuerte que sentí como si mi cabeza fuera a partirse en dos. Alcanzó un crescendo y abrí los ojos.

Aún desorientada por el sueño, me tomó unos segundos darm...