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Capítulo setenta y seis

AMELIA

—¿Se va, señora?

Me giré hacia Rose.

—Sí —respondí, sonriéndole brevemente—. Ahora tengo que ir a un lugar.

Ella asintió. —Que tenga un buen día, señora. Dejaré el informe en su mesa.

—Claro.

Un minuto después, salí de la panadería. Eran las cinco y media. Quería recoger mi vestido ante...