Read with BonusRead with Bonus

Capítulo cincuenta y cinco

AMELIA

Mi madre y yo nos miramos por un momento. Luego me incliné hacia adelante para darle un abrazo. Ella me dejó sostenerla. Cuando me aparté, estaba sonriendo un poco, y supe que estaba en camino de ser perdonada, aunque aún no había llegado allí.

—No puedo decir que no te ves bien —dijo a reg...