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Capítulo treinta y seis

AMELIA

Escuché voces, susurros, mientras me acercaba a la piscina cubierta. Una claramente era de Lora, y la otra era... de Damian. Doblé la esquina y parpadeé ante la escena que se presentó ante mis ojos. Lora estaba desnuda y tenía las manos sobre los hombros de Damian. Su ropa estaba amontonada ...