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Capítulo ciento cincuenta y siete

DAMIAN

Me quedé allí, con la mirada fija en el extremo del banco, mientras esperaba. Las notas familiares de la marcha nupcial comenzaron a sonar.

Y entonces, allí estaba ella.

Amelia, vestida de blanco, parecía una princesa de cuento de hadas, irradiando una luz que venía desde dentro. A su lado...