Read with BonusRead with Bonus

Capítulo ciento cuarenta y tres

AMELIA

DOS DÍAS DESPUÉS

Ajusté la corbata de Damian tan pronto como terminamos de desayunar, asegurándome de que estuviera perfectamente anudada. Él sonrió, con los ojos arrugados en las comisuras.

—¿Qué? —pregunté en tono juguetón y él levantó una ceja, haciéndome sonrojar de nuevo mientras envo...