Read with BonusRead with Bonus

Capítulo ciento treinta y siete

En el momento en que crucé la puerta de mi casa, supe que algo andaba mal. Damian estaba sentado en la sala, con una postura rígida y la mandíbula apretada. Podía sentir su ira irradiando por toda la habitación. Me obligué a mantener la calma, adoptando una expresión casual mientras lo saludaba.

—H...