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95.El dolor y todo lo que se interpone entre él

Mia

—¡No!

Suspiré, parpadeando para contener las lágrimas que se formaban en mis ojos al escuchar el grito de Quinn.

Había estado llorando durante los últimos quince minutos y temía quedarme ciega a ese ritmo. Todos habíamos estado en silencio tras la batalla, llorando y mirando la estatua congelada...