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41. La ira inesperada

Mia

Una vez más estaba nerviosa frente al espejo, pero mis emociones no eran tan desgarradoras como cuando iba a esa fiesta a la que me habían invitado los trillizos.

Sasha ya no se sorprendía de mi confusión. Parecía haberse acostumbrado. Después de todo, me había visto salir en citas con un par de...