Read with BonusRead with Bonus

127 - Campanita

Para que quede claro, nunca hemos tenido un bosque en la sala de estar. Y no había hadas para perseguir en el bosque inexistente. – Sid

Dom yacía en la cama y sostenía a Michaela mientras ella lloraba. Manos callosas que fácilmente torturaban y mataban, ahora acariciaban suavemente el largo cabel...