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El don de la gracia y la elegancia tácita

Griffon acababa de salir del coche cuando Grace corrió hacia él, queriendo un abrazo...

Las gruesas cejas del hombre se levantaron ligeramente, revelando el desdén en sus ojos, que no se molestó en ocultar.

—Primero, lávate las manos.

Grace abrió la boca de par en par, como si quisiera llorar, pe...