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Curando heridas y sanando corazones

Griffon estaba acostumbrado a ser arbitrario, y nadie podía hacerle cambiar de opinión sobre las decisiones que había tomado. Extendiendo su mano, Taya levantó la camisa suelta de estar en casa y vio que su espalda estaba cubierta de vendajes estériles. Para ocuparse del asunto relacionado con Casar...