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La promesa de la eternidad

Al borde de las lágrimas, Taya miró a los ojos de Griffon, que solo se iluminaban con su figura, y dijo:

—El único hombre que he tenido eres tú. Te di mi primera vez, y solo será tuya de ahora en adelante...

Acarició cariñosamente su ceño fruncido y dijo suavemente:

—Encontraré la manera de ayuda...