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El pacto con las sombras

Taya aún no hablaba, y George no la forzaba, pero en los días siguientes, a menudo venía a visitarla con Grace en sus brazos. Durante el día, Grace se acostaba frente a la cama de Taya, tocando su cara con sus pequeños y regordetes dedos.

—Tía Taya, te pareces a la muñeca que mi papá me compró. Ell...