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Desentrañando un corazón

Taya cayó bajo su hechizo y creyó en sus travesuras, pensando realmente que la llevaría a ver algo serio...

Él tomó su mano y la hizo tocar ese punto ardiente, con una voz ronca, rozando suavemente su cuello.

—¿Es asombroso?

Hace un momento era él quien tenía las orejas rojas, pero ahora era el turn...