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Adiós agridulce

Taya le echó un vistazo y dijo:

—¿Me dejarás ir después de que dé a luz a tu cachorro?

El hombre, en extremo dolor, se quedó congelado. Con la cabeza baja, no pudo reunir el valor para mirarla... Sin notar sus emociones, Taya continuó diciendo:

—Puedo dar a luz a tu cachorro, pero espero que me d...