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Susurros de retribución

La obligaron a detenerse, forzándola a orillarse.

Inmediatamente cerró con seguro las puertas del coche y no se atrevió a salir.

¡Pero no esperaba que ellos rompieran la ventana del coche con sus codos después de no poder abrir la puerta!

Tara gritó aterrorizada. Antes de que pudiera pensar en una f...