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Acorralada

—N-No puedo... —El corazón de Lita latía con fuerza—. N-No sé... Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Necesitaba calmarse. Lita podía sentir el sudor caliente en la nuca, la ira creciendo en ella. ¿Por qué siempre se sentía así?

—Sí puedes —insistió Cole, ayudándola a ponerse de pie—. Necesitas decírm...