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Alucinaciones

Una vez que se acercó al apartamento, Lita finalmente aflojó su agarre en el volante. Sus manos estaban prácticamente pegadas en esa posición por lo fuerte que lo había estado apretando. El corazón de Lita latía a mil por hora y su mente estaba nublada. ¿Qué acababa de ver? ¿Lobos gigantes? Sacudió...