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8. ¡Mierda de gente rica!

Los pulsos resuenan a través de mi cuerpo, tocando una canción notoria mientras miro la enorme puerta que se interpone entre mi destino.

¡Aquí vamos!

El frío del metal me hace cosquillas en la palma mientras agarro las barras de hierro con ambas manos y me detengo. Cuando no escucho a nadie acerca...