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44. De princesa a zorra

Mis ojos se abren al sonido del despertador y de inmediato me arrepiento de haber despertado.

Mi cuerpo se siente pesado, como si una nube oscura se hubiera asentado dentro de mí y su peso aplastara mi alma. Mis ojos hinchados miran al techo, tratando de encontrar una razón para levantarme y enfren...