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Capítulo 122 Un niño honesto

Abrí los ojos y miré a mi alrededor para ver que ella no estaba a mi lado. Me senté en la cama y revisé mi teléfono. Eran las cuatro y diez de la mañana. Suspiré. Estaba seguro de que aún no se había ido. En unos minutos, apareció. Estaba vestida.

—¿Te desperté? —susurró.

—No.

Se sentó al borde d...