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Capítulo noventa y cuatro

Al día siguiente, estábamos todos listos para recibir a los ancianos licántropos. Los SUV comenzaron a llegar a la entrada y yo no podía dejar de mover las piernas nerviosamente. Sus puertas se abrieron y primero, un anciano con una mujer a su lado se acercaron a nosotros, hicieron una reverencia y ...